Desde la ciudad de los mil caminos

12.12.2012 22:09

Viaje a Nepal

Abril 2001.

Nueva Delhi

Ganesha por todos los rincones. Llegamos muy tarde. La calle tranquila, al despertarnos la multitud.  Los hindúes te miran, se reúnen cerca de ti y hablan en un tono de voz muy fuerte. Te piden y te piden, es agobiante.

 

Katmandú

Se maneja a la inglesa, tocan la corneta continuamente, sin embargo, es tranquilo y se siente paz. Me sorprende encontrar tanto ruido. Sitios de comida, web´s cafes , demasiado turismo. Te acosan con la mercancía, los ignoras, pero no se alejan, siguen ofreciéndote baratijas.

Visitamos los templos, es difícil saber que rezar pero sientes la energía espiritual . Nuestro mismo Dios pero con otra cultura, es maravilloso, es hermoso. Un monje me regaló una flor y una semilla. No sé la razón, pero a veces me cansa tanta espiritualidad. Quizás no se tiene el alma preparada, porque otras veces me ilumina.    

Phaplu

Baño y agua caliente. Subimos a Namche muy lentamente, siguiendo al río. El Everest se anunciaba imponente. La cascada de hielo, la cima ya que su falda no se deja ver, tapada por el Nuptse. El Everest es la montaña menos nevada, el viento barre su nieve. No importa lo que se suba, es inmensa, somos hormigas caminando por las laderas. Cientos de carpas.

Las terrazas cultivadas de papa, coliflor y repollo. Es tiempo de acomodar la tierra para la siembra, trabajan los hombres y las mujeres, laboriosos, en silencio.

Me sorprende que el camino esté lleno de tanta basura. A nuestro paso sembramos desperdicios.

Los niños se acercan a pedirnos “apen”, lápices. Les regalamos libretitas y cajas de colores.

 

Me fui a lavar la ropa a un chorro, los porters estaban allí, se bañaban y aseaban tranquilamente, al principio me daba pena pero era tan natural que me divertí. Para soportar el frío me puse los guantes y así evité que se me congelaran las manos.

La ropa húmeda la puse sobre la tienda, no se va a secar, el día se ha nublado, en las montañas llueve y yo canto una canción que me enseñaron para que pare de llover.

 

Simsime parri sawunko

Naak lamo huncha baunko

Jeu bari bhudla jemmai

Ke delinu parei Amman

 

 

Khumjung

El sol no se asomó mucho, caminamos y caminamos. Jugamos béisbol con dos bases, me reí mucho, hacía tiempo que no me reía así.

Pienso en el grupo que escala El Everest, me pregunto si el tiempo por allá es tan oscuro, si estarán curtiéndose del frío. Acaba de empezar a llover.

 

15 de abril de 2001.

 

Todo blanco, una postal de navidad, hicimos un muñeco, luego guerra de bolas, una emboscada. Me tiré sobre la nieve, azul y blanco, era feliz. Caminamos, subimos y bajamos, de subida cuesta sonreír y de bajada no dejas de sonreír. Nos topamos con un mercado de pueblo, había un web café y bailamos. Era apenas mediodía. Me sentía muy contenta, simplemente de estar ahí.  A la hora del té se asomaron Martín y Marcus, que emoción: Coronaron. Intercambiamos cuentos como si fuésemos una familia.

 

Phakding

 

En el templo estaban en oración, en un pueblo tan remoto existe un lugar así, de tanta belleza. Sus oraciones son cantos. El Ripoche nos dio su bendición, repartió bandanas de seda donde ponía arroz bendecido. El día apagado paso a ser un día alumbrado.

Conocimos una holandesa convertida al budismo, traje rojo y amarillo mostaza, su cabello afeitado al rape, vive en medio de la montaña en una casita del camino. Había una pareja de viejitos. Nos cobraron de más por servirnos el té, pero no nos importó, los viejitos eran tan pintorescos que valían más. Las vacas, becerros y toros andaban en medio de la gente, mucha gente.

 

Katmandú

La ciudad de los mil caminos…Logré llamar a mis hijos, me entró un sentimiento de añoranza, extraño todo por allá. Es hora de regresar. Todo viaje es una cima a conquistar: el regreso a casa, donde se nos espera.