Los Roques

24.01.2013 14:54

                                                                            Los pescadores.

                                                                                                            Por María Eugenia de Salcedo

            Los Roques, una Belleza, esperándonos... Las playas preciosas, el agua divina, fresca.No me lo podía creer, luego de vivir en la montaña. Nos montamos en la lancha y NO nos bajaba Nadie! Pescamos de todas las formas: mero,pargo, peto, carite, palometa,de TODO! 

            Ayer me puse al dia en el pueblo, fui a caminar y me encontré unas amigas limpiando las tumbas de su familia, así que me puse con la escoba a ayudarlas. Llegando a la isla,  Miguel el más viejo de los pescadores cumplía 5 años de muerto, había rezo en su casa a las 8pm, pues para allá fui. En un salón de la casa pusieron un altar con una copa de vino, flores naturales y artificiales, tan mezcladas que si no te fijabas en los jarrones llenos de agua no distinguías cuales que eran las naturales. En la pared una foto grande y otras de sus dos hijos muertos. Enfrente de la mesa 4 sillas, 3 rezadoras y un   guitarrista hacían toque en cada descanso, de misterio en misterio, antes y después de las letanías ya que es de muerto, largo. Las sillas de manaplas, los sofás de la casa muy bien puestos como cine. Detrás de las rezadoras hasta en la parte de afuera sillas. La viuda con una amiga a su lado. Adentro todas las mujeres, los hombres afuera, a excepción de los hijos varones. Su única hija que no pudo asistir, había mandado un cotillón , envases de vidrio que llevaban una calcomanía: “Viejo Lobo de Mar”  relleno con caramelos y chocolates. Hornearon ponquecitos y ofrecieron te frío. Para las rezadoras unos bombones agradeciendo su bondad. La viuda no se paró de la silla, daba instrucciones desde allí con las manos o haciendo señas con los ojos, de vez en cuando con algunas palabras aunque había que tener el oído muy afilado para escucharla. Antes de terminar los rezos me fui a la cocina a ayudar a repartir el obsequio. Los niños queriendo agarrar y sus madres regañándolos. Y aquel vasito que de un sorbo se termina.... Al final, salen  uno a uno dando su pesar al dolor de la viuda, la abrazan o simplemente le dan la mano. La nieta cuando me acerqué, me toma por el brazo y me dice: “María, mi abuela esta mañana  lloró, yo la vi." 

            Cómo se aprende...