New York, New York. Julio 2012

24.12.2012 11:40
El viaje de Adriana está a punto de terminar, hemos viajado bajo el cuidado especial de Dios y la companía de San Rafael Arcángel, a quien mi mamá solía encomedarme; "Cuando viajes, pídele a San Rafael que te ponga una persona buena en el camino". Nos Eemos encontrado muchas personas buenas en nuestro andar. He paseado por Nueva York desde que era muy chiquita,  mi tía Flor me subió al Empire State a los ocho años, en esa oportunidad, comprendí que el mundo es "ancho y ajeno". Hay que tener valor para echarse a andar, ir de a poquito conociéndolo.
Amo Nueva York porque es una ciudad de personas de todo tipo y de colores, un lugar llenó de vida, de calles "llenas de gente", tal cual lo describe Adri:" Nunca he visto tantas personas juntas".  Amo a Nueva York porque esa ciudad guarda mis recuerdos en sus rincones,todos aquellos que he amado se pasean por alguna avenida y como en capas del tiempo se cubren las imagenes, los sonidos, los olores. Nueva York no es la ciudad, extraordinaria en sí msma, se compone de las personas, con quien se va, quien nos acompaña. He sido terriblemente afortunada de estar en esta ocasión con Adriana y con mi sobrina Alejandra, ambas me regalaron tantas aventuras. Alejandra cruzando los quince, llena de alegría, los muchachos detrás de ella y ella soñando, imaginándo su futuro, tal vez, ojalá en una gran Universidad Norteamericana. Adriana quien no se queda atrás, se levanta decidida a no perderse el día, con nosotras a todas partes... la sinfónica en Lincoln Center, un paseo por el Central Park, montadas en un carrito con un muchacho empujando la bicicleta ¨"Do you know the film Ghost Busters?" señala hacia un edificio gótico y de inmediato las tres cantando "Who are you going to call?..."
La increíble coincidencia de encontrarnos a Mercedes en un vagón del Metro y que Isabel Caleya nos pusiera en contacto con Patricia,quien nos invitó al almorzar, nos enseñó que todo ocurre como debe ser. Los museos: el Met, el MOMA, Yale y el Guggeheim...hicimos todo lo que se nos ocurrió, comimos en little Italy las albondigas que le encantaban a mi mamá, subimos y bajamos de los metros,de los taxis, fuimos hasta Staten Island en Ferry. Adriana solo uso su bastón, llena de decisión, la meta consiste en llegar a la proxima cuadra, pasar el siguiente semáforo y así, un pasito a la vez, hasta recorrer lo que para ella es casi un maratón, pero ella siempre tuvo y siempre tendrá un espiritu de maratón.
Mi sobrina Alejandra llegó a Nueva York con una tos que me tuvo en angustia practicamente todas las noches, asi que la tía apenas durmíó, Adriana necesita cuidados y atención, cada día de un viaje tiene sus pequeños incidentes, todo eso es verdad, pero no cambiaría lo vivido por otro tipo de vacación, porque Alejandra y Adriana me regalarón otro Nueva York, otro recuerdo maravilloso... En lo alto del Empire State cerramos la noche de mi cumpleaños, Diego mi primo nos acompañó y luego nos invitó pizza, al acostarnos sabíamos que habíamos sido realmente felices y afortunadas. New York nos había llenado de su magía...